PERFILES

Así lo señaló el pringlense Francisco  "Paco" Tejerina, al referirse a la vivienda particular en la que se encuentra viviendo junto a su esposa desde hace 10 años. El inmueble tiene más de un siglo de antigüedad y fue de las primeras construcciones que se levantaron en la ciudad y que hoy sigue en pie. Además,  posee una capilla con la imagen de la Virgen de Luján  con una historia muy especial. La casa  estuvo abandonada 40 años y la creencia popular siempre fue que la misma estaba embrujada. En una entrevista exclusiva,  su propietario nos cuenta su historia y también nos muestra el museo que tiene en su interior, siendo uno de los pocos de su estilo en el país. 

Francisco "Paco" Tejerina tiene 80 años de edad y se crió en el paraje "El Divisorio" junto a su familia, pero desde joven comenzó a incursionar en el mundo de la política ligado en este caso al radicalismo. Fue así que con tan solo 25 años fue elegido como Concejal y tiempo más tarde fue presidente del Concejo Deliberante de Coronel Pringles, pero también fue Presidente de bloque y del Comité Radical y en su momento fue elegido como elector de presidente, lo que era un honor, porque se elegía  a la gente más segura. Por otra parte, fue Director de la Junta Nacional de Granos por el período de tres años, pero esa es otra historia, ya que en esta primera entrega vamos a referirnos a otra faceta de este pringlense, que está relacionada con un hobbie y con la vivienda en la que reside en la actualidad,  ya que es una de las más emblemáticas de nuestra localidad, no sólo por contar con más de 100 años de antigüedad y por poseer una capilla en su patio, sino también porque por mucho tiempo, por la creencia popular, fue considerada como "una casa embrujada". Es por ello que en la entrevista de Perfiles de este domingo, "Paco" Tejerina se refiere a esta vivienda en cuestión, a cómo fue su reconstrucción y todos los detalles de su historia y nos muestra su museo, -uno de los pocos de su estilo en el país-   que contiene unas 1500 piezas  indígenas, basadas en  boleadoras, y  puntas de fechas y de lanzas, y  cuchillos hechos de piedra por los  indios que vivían en  la zona sur y  centro del país. 

¿Cómo fue que adquirió la emblemática vivienda en la que actualmente reside?

Yo siempre tuve ganas de comprar esta casa, pero no era para vivir, era muy grande, estaba muy destruida, estuvo 40 años sin ser habitada. Una vez me pidieron  u$s 100.000, tres años más tarde le pidieron  u$s 50.000 a "Peto" Marozzini, y luego terminamos comprándola los dos. Estaba muy destruida, porque tiene  100 años. El techo era de cemento, de hormigón armado y hubo que bajarlo todo, una de las paredes había quedado en el aire como a 16 metros, entonces la fuimos rehaciendo por lo que decidí venirme a vivir acá. Un lugar  lo dejé para museo y  otro lo  acomodé para exhibir las diferentes colecciones que tengo. A la casa la había hecho el señor Casanovas, quién tenía una fábrica de jabón, le había ido mal en sus cosas, y se la vendió a Eijo, el propietario de la barraca que está cerca del Balneario Municipal. Casanovas después se fue a vivir al Barrio Roca. Ésto era sección quintas, yo vine en  el año 60 a Pringles, porque vivía en "El Divisorio". Venía acá a hacer unas cosas con mis padres, y siempre nos llamaba la atención esta casa, y a mi particularmente. "Peto", tenía interés en los terrenos para construir viviendas, entonces yo me quedé con la casa y él con los terrenos donde construyó muy lindas casas en los alrededores. 

¿Cuál es la  historia que tiene  la capilla de  la casa? 

Es muy bonita, a mí me  quisieron comprar la imagen  de la Virgen, y  no la vendí. Yo dije el único lugar donde va a ir es  a la Iglesia, porque con eso no se comercializa. Esa capilla no se construyó junto con la casa, se hizo como 50 años después y en este caso la hizo hacer Eijo. Por lo que sabemos un hermano de Eijo había contraído tuberculosis y por esa época era una enfermedad que en muchos casos, terminaba en la muerte, así que lo llevaron a Córdoba a hacer un tratamiento y habían realizado una promesa de que si se salvaba irían al Vaticano y así lo hicieron y cuando regresaron construyeron esta capilla y como eran devotos de la Virgen de Luján colocaron la imagen de la misma en su interior.  Cuando compramos la casa la imagen de la Virgen estaba en la capilla y fue lo único que debimos hacer restaurar, porque lo demás lo dejamos prácticamente como estaba.  Por suerte la capilla tenía puertas de hierro y eso evitó que ingresaran y provocaran roturas importantes. Para nosotros es un lugar muy lindo, somos creyentes y lo visitamos a menudo y es una parte especial de la casa. 

-¿Sabe quién fue el constructor de la casa?

Esta casa la hizo un constructor italiano,  y se salvó de casualidad de que la tiren debido a que estaba muy deteriorada, y hubo que hacerle  muchos arreglos en la parte de adentro, y hoy es la casa más emblemática de Pringles. Es una satisfacción personal, y todo el mundo la ve de otra manera,  a cómo estaba. Decían que tenía fantasmas, pero la historia verdadera es que la señora que vivía antes  puso 5 enanitos en el jardín de la entrada, entonces la gente los veía, pero  un día se los robaron a todos, y por eso decían que se trataba de  un embrujo, que nadie entraba a la casa por ese motivo y por eso se salvó de ser saqueada en tantos años que estuvo abandonada. Los enanos no aparecieron nunca, estos tenían una base de acero, agarrados con dos fierros de hierro y le hicieron fuerza, los quebraron  y se los llevaron. Un día estábamos con "Peto" sentados viendo qué hacíamos con el terreno y la casa y nos preguntamos por qué había un pozo ciego delante de la casa y había otros círculos de cemento que parecían ser la tapa de los pozos, pero en realidad eran las cinco bases de los enanitos que estaban antes ahí. 

-La casa cuenta con un museo muy particular, ¿Cómo fue armándolo?

A mí me gustan las colecciones, no soy fanático de las procedencias, ni de los lugares, tengo esta colección indígena, que  debe ser unas de las pocas que hay en el país. Tengo un montón de cosas que no son de los  indios, sino que las fui juntando por curiosidad. Pero la base de todo ésto, que es lo que a mí me importa, es tener una buena colección de todo lo que eran las armas, las boleadoras, las puntas de fechas y de lanzas, y los cuchillos, de los indígenas de la zona sur  y  centro del país, que  hacían todas  las armas de piedra. En la parte norte no eran de piedra, se hacían de madera, como por ejemplo en Chaco, Formosa y en los alrededores.  La madera no quedó, ya que se pudrió con el tiempo, pero las armas echas con piedra sí quedaron. Antes en los picaderos, podías llegar a conseguir hasta 10.000 piezas, pero en la actualidad ya no. En los llamados picaderos,  los indios  calentaban las piedras, las golpeaban y así le sacaban el filo.

¿Qué cantidad de piezas posee su museo?

No me entran todas acá, tendría que hacer otro espacio como éste, pero debe haber unas 1500 piezas aproximadamente.

¿Cuántos años le llevó recolectarlas?

Unos 40 años, a mí me gustaba mucho pescar, andar en los ríos, en la cordillera, era muy inquieto, así que en cada viaje o salida,  traía cosas. 

¿Se acercan  alumnos de diferentes escuelas a visitar el museo?

Las escuelas vienen, a mí me gusta que vengan  los chicos, es una satisfacción, porque me doy cuenta de las épocas pasadas de moda, estos pequeños hacen unas preguntas, y sacan  conclusiones muy buenas, que muchas veces te dejan pensando.

¿Éste es un hobbie?

No, aparte de ésto me dediqué a la fotografía,  y quería ser piloto de avión y lo fui, conozco desde Tierra del Fuego hasta Alaska, me recorrí todo el mundo, la Cordillera de los Andes desde Argentina, Perú, Chile, E.E.U.U. Hawái, Canadá, y por último Alaska. Es lindo estar en esos lugares porque son confines. A Alaska llegué en tren bordeando el Pacífico, un viaje de placer, y  de encanto.  

-Si tuviera que hacerlo, ¿Volvería a comprar esta vivienda?

Sin lugar a dudas volvería a hacerlo porque siempre como le ha pasado a mucha gente, me llamó la atención y me gusta vivir en ella.