El día del Martillero Público fue fijado en el 11 de Octubre, como homenaje a la Asamblea Constitutiva de pioneros y forjadores de la profesión, realizada en la ciudad de Tandil el 11 de octubre de 1943 con la intención de formar una Asociación, Federación o Colegio de Martilleros y Corredores Públicos. El 22 de diciembre de 1945 en Asamblea organizada por la Federación Argentina de Entidades de Martilleros se declaró "Día del Martillero Público" el 11 de octubre, en conmemoración de aquella originaria Asamblea que significó su fundación.

En agosto de 1986, en Asamblea realizada en la ciudad de San Juan, la Federación Argentina de Entidades de Martilleros y Corredores Inmobiliarios (FAEMCI), se declaró que también el 11 de octubre quedaba fijado como "Día del Corredor Inmobiliario". Por eso, la razón de ser del "Día del Martillero y Corredor Público" el 11 de octubre.

El Martillero Público o rematador es, en algunos países, un profesional independiente que realiza ventas en remates públicos de cualquier clase de bienes muebles, inmuebles, semovientes y derechos, marcas, patentes y en general todo bien cuya venta no esté prohibida por la Ley o encomendadas a otras profesiones específicas.  Las ventas pueden ser encomendadas por un particular (remates privados), por el estado (remates oficiales) o por la justicia (remates judiciales) y siempre deben realizarse en forma pública y al mejor postor. El Martillero Público, además, puede practicar y expedirse en tasaciones de inmuebles, muebles en general. En nuestra ciudad contamos con varios Martilleros Públicos, pero en la entrevista de "Perfiles" de este domingo de "El Diario de Pringles" conoceremos los comienzos en esta actividad de Eduardo Ugalde, quien ha logrado llevar los remates más allá de lo tradicional, rompiendo con el esquema que había hasta antes de la pandemia, con lo que eran las subastas en forma presencial y transformándolas en virtuales, para lo cual diariamente transmite en vivo por las redes sociales y donde cientos de seguidores participan de los mismos. En esta nota nos cuenta el trabajo que hay detrás de cada subasta, lo mejor y lo más complicado de esta actividad y de lo que le depara el futuro. 

La primaria la hice  en la Escuela Nº 40, en aquel momento en octavo,  ya te pasabas si querías a otra escuela y ahí fue cuando me pasé a la escuela Agrotécnica, donde cursé los estudios secundarios. 

Cuando terminé la secundaria, no quería estudiar y me fui a trabajar, pero siempre fui  un poco amante de los remates de hacienda, entonces estuve un año trabajando en el campo como ayudante de cabañero, y eso  me hacía dar más ganas, entonces al año siguiente arranqué la carrera de Martillero Público, siempre pensando en remates de hacienda, pero de alguna manera había que comenzar, porque los remates de hacienda  son algo mayor, difícil de entrar en ese círculo, entonces cuando me recibí,  tenía que trabajar,  por eso me decidí por los remates generales. 

Parece que fuese hoy. Un 23 de marzo de 2013 levanté la persiana,  ya con las cosas ordenadas, y había loteado en  ese remate 202 lotes que venían de una familia que me hizo el enganche y de esa manera pudimos arrancar. También de otras personas que me llevaron  4 o 5 cositas. El 6 de abril del 2013 fue el primer remate con esos lotes, con nervios y ansiedad, de todo un poco, pero también con la ilusión y todas las ganas,  así que no me olvido nunca de ese día. 

Desde el 2013, llevamos 7 años. Como recordar y anécdotas o momentos lindos tengo de todos los remates, por ahí,  a veces  te quedan más grabados los especiales, que los hacés afuera, y en ese caso, si me tengo que inclinar a uno, es el de la librería “El Maestro”, que hicimos  más de 800 lotes, fue un sábado y un domingo, con una semana previa de trabajo, acostándonos tarde. El mismo sábado terminamos el remate y preparamos para el domingo. Fue un remate hermoso, pero muy cansador. Pero de todos me acuerdo porque agregás clientes, te acordás de los momentos lindos, no hemos tenido momentos feos, todas buenas han sido.  Hoy te agarra nostalgia de recordar todos los remates, la gente que iba una hora antes, y te ponías a charlar. 

Es dedicación, tiempo, detrás de mi cara visible está mi señora  trabajando firme, somos un equipo, hay que dedicarle tiempo, es la tarea más complicada, pero hay que hacerlo. 

Por lo general nosotros cuando teníamos los remates presenciales, veníamos trabajando con clientes de Pringles y de la zona, ciudades cercanas o en algún caso de alguna provincia diferente, no por ahí en el país.  Pero los momentos cambian  y hoy con los remates virtuales,  sí hemos ampliado la cartera de clientes. Hoy  tenemos clientes  de muchos lugares, de distintos puntos del país,  inclusive tenemos a un cliente que más allá de que sea de  Pringles, está trabajando  en Estados Unidos y nos está comprando. Tiene contacto cercano con parientes acá, pero nos compra desde Estados Unidos.  Hoy con los remates virtuales tenemos gente de Ushuaia, de La Plata, de Olavarría, Coronel Suárez, Las Grutas, Neuquén, Puerto Madryn, Comodoro Rivadavia, Tandil, Sierra de la Ventana, Bahía Blanca, de muchos lugares.  Con el envío estamos trabajando con el previo depósito y lo mandamos por correo o comisionista. Lo tratamos de arreglar en el momento. 

Principalmente la familia, mi hermano, mis viejos, mi señora, son los que me dan una mano y me ayudan, mas allá de alguna persona que la contratamos. 

Cambió mucho. La forma de trabajo, el ritmo de vida, cambiaron los horarios, hemos cambiado todo, nos hemos reinventado. Los remates virtuales han superado las expectativas, han dado mucho de qué hablar, de pensar en el futuro, seguro van a seguir, la verdad que uno no pensaba en este cambio, pero vino para bien. La gente se acomodó, apoya mucho el remate virtual,  hay mucha gente que con sus horarios no tiene  tiempo o a veces prefieren hacer otro tipo de actividades que concurrir a un remate presencial. La gente prefiere el remate virtual, están en sus casas, cómodos, son  otras épocas donde la gente quiere estar más en sus viviendas o disfrutando otras actividades y no estando 3 o 4 horas,  esperando un remate. Es consumirlo desde tu casa, nos cambió muchísimos, nos hemos reinventado y seguiremos con esta modalidad de trabajo. 

Sí, se vende mucho más en el sentido de que se logran mejores ventas. Quizás,  tenés que organizarte en cantidad de lotes, si uno saca más o menos que antes, es difícil de trabajarlo. Es un poco más hablado, en este caso a las transmisiones en vivo las hacemos todos los días,  a veces dos o tres horas, y nosotros con un remate presencial en el mes trabajábamos justamente  3 horas  en el mes, y este caso son 3 horas por día. Tres horas llevaba el remate que  manejaban 300 lotes, en este caso hacés 30 lotes, con el tiempo de las tres horas, es más hablado, más trabajado, a la gente le gusta más, se vende mejor la mercadería. 

Podríamos decir que sí, o que ha tenido más tiempo para organizarse, limpiar. También estamos pasando por una situación complicada económicamente, a algunos se les ha puesto muy difícil, entonces tenés que ceder algo que no Querés,  pero necesitás el dinero, y a veces la gente decide vender alguna cosa interesante, y buena.  Trabajamos con muchos más clientes, eso hace que la gente traiga más cosas, porque por ahí  hay gente que como compra,  también vende, porque ve que alguna determinada mercadería se vende bien, quizás le gusta ese precio, por eso lo lleva a vender, eso también hace que haya más lotes que antes. 

Si lamentablemente, a veces uno se pone triste o te toca un poco como pringlense, más allá que sea un trabajo, es difícil, porque entrar a un local donde la persona se siente triste de tener que cerrar por situación económica, me ha tocado rematar las cosas de un local, por ahí es una situación difícil.  Uno lo hace con ganas, pero tristeza a la vez por esa persona, más allá  que sea un  trabajo, uno es pringlense y nos gustaría que a todos nos vaya bien. 

Hoy por hoy estamos con la manera virtual, yo siempre pienso si podemos volver a los remates presenciales, me encantaría más allá de que en el virtual se trabaje mucho mejor. Creo que la magia que tiene  un remate presencial, ese momento lindo de esperar que la gente venga, que recorran el salón, mirarlos a la cara y charlar, encontrarse de alguna manera, es impagable porque mucha gente antes al remate presencial lo usaba para hacer sociales, charlar,  y ese momento es muy lindo y uno lo extraña. Pero creo que más allá de seguir trabajando con la manera virtual, me gustaría cada tanto hacer algún remate presencial, es otra situación y muy linda. La idea sería hacer cada dos o tres meses o en épocas más cómodas, buscarle la vuelta.

Lo mejor de este trabajo es compartir ese momento, ver quién compra, qué valores hacen los lotes, y la sorpresa del remate. Lo más complicado quizás es el trabajo  previo y posterior a la venta,  de anunciar y darle publicidad y a su vez, quizás la parte más complicada es la entrega, coordinar, ponerse de acuerdo, trabajar  con la computadora, preparar los datos, cargar la liquidación, eso es lo más complicado, pero todo tiene su ida y vuelta y cuidar la voz es lo más importante porque es lo que a uno le da de trabajar. 

El mensaje que trataría de mandar es siempre  el  de la fe, el amor, el apoyo en la familia,  y poder reinventarse, poder enfrentar los problemas, pero buscando siempre una solución, no desesperarse, siempre hay una vuelta, una forma de salir adelante. Nosotros con la pandemia  pudimos reinventarnos y eso te deja un aprendizaje, así que primero más allá de la situación complicada, no hay que perder la fe y  la esperanza de que vamos a salir adelante, tratando de hacer las cosas lo mejor posible. Al trabajo siempre hay que ir modificándolo, porque nada se estanca, todo se cambia y la misma gente hace al cambio y uno tiene que buscarle la vuelta. 

Que el sol sale para todos, todos tenemos que trabajar, no son oposición, todos nos acompañamos de alguna manera, les deseo el mejor día, el orgullo de cada uno de su profesión, que lo pasen bien y lo disfruten, que se valoren y que todos podamos trabajar y tengamos una salida, sin molestar al otro, con respeto para todos.