Durante el  feriado se realizaron controles de alcoholemia en el sector de la Virgen del Camino para desalentar el encuentro masivo de personas en este lugar, pero los pringlenses están concurriendo a otros espacios para disfrutar de las tardes. 

Luego que se levantaron los terraplenes de ingreso a la ciudad, y sobre todo del que se encontraba en el acceso principal,  bloqueando la posibilidad de que los pringlenses se reunieran en la Gruta de la Virgen,  como es costumbre,  sobre todo en las tardes de los domingos y feriados, durante el pasado fin de semana largo,  se realizaron controles en este sector. Es así que se pudo observar a personal de Guardia Urbana y Policial apostados en la intersección de Avenida 9 de Julio y Boulevard 0 y en el ingreso a la ciudad, sobre la rotonda de Ruta Nº 51, donde se solicitaba documentación y se realizaban controles de alcoholemia, donde había un cartel que justamente indicaba que se estaban realizando este tipo de controles. Pero más allá de ello, si bien no hubo en la Virgen tantos pringlenses en este espacio,  un gran número se acercó hasta este lugar,  donde en algunos casos se pudo observar a varios de ellos sin barbijo. Pero durante la cuarentena y mientras los vecinos no podían acceder a este tradicional sector,  fueron redescubriendo otros donde poder concentrarse de igual manera,  como lo es la prolongación de Boulevard 1,  entre 40 y 38, donde el lunes había varios autos o sin ir mucho más lejos de este lugar, había muchos en la denominada hoya de agua del Arroyo Pillahuincó, la cual se encuentra en línea recta a unos 500 metros de la entrada al Balneario Municipal.   Es así que los ciudadanos van cambiando sus hábitos y concentrándose en diferentes sectores de la ciudad, aunque eso no hace que haya menos contacto, ya que el distanciamiento social no siempre se cumple. Más allá de eso,  en las últimas recomendaciones que se realizaron a nivel nacional, señalaron  que es preferible realizar  reuniones en lugares abiertos antes que en lugares  cerrados. De esta manera, los pringlenses están cambiando de a poco algunas de sus costumbres, como por ejemplos los lugares donde se concentran y ya no todos van hacia el mismo sector, sino que las aguas se han dividido, haciendo surgir nuevos espacios de esparcimientos al aire libre.