Dios lo quiso a su lado...y nos dejó sin su presencia física. Querido Heber, nos dejaste para estar con el Sr,  pero nos quedó una gran enseñanza de vida. Desde muy  joven tus progenitores te inculcaron la cultura del trabajo y a ser una persona muy servicial, sin dudas que lograron ese cometido con vos. Tiempo más adelante, uniste  tu vida con Margarita Pérez Palacios, para transitar por la misma y llegaron los hijos, nietos y demás, pero también llegó un gran golpe para ustedes como fue la pérdida de Carmencita. Con mucha fe y fortaleza, comenzaron a convivir con el dolor y seguir adelante. Escribo estas líneas con conocimiento de causa, por haber compartido más de 30 años de trabajo en la oficina de Correos local. En el año 1957 vos te desempeñabas como telegrafista y yo iniciaba allí como mensajero. Cuántas jornadas compartidas esos Domingos que entrabamos a las 7.30 y nos retirábamos a las 20.30 hs, donde me enseñaste tanto. Me extiendo en ésto,  Heber se desempeñó en el correo local como telegrafista, hizo turnos de auxiliar, atendió al público en ventanilla, realizó relevos de tenedor de libros, y fue jefe de correos cuando el titular estaba de licencia. Arregló estufas, sillas, pintó mesas, arregló cerraduras, una persona activa 100 % y todo lo hacía sin cobrar un adicional. En sus tiempos también se dedicó a la fotografía (Foto Heber) después de un tiempo enseñó a otra persona y derivó esa actividad. Arregló máquinas de coser, estuvo en la comisión de los Cooperadores Salesianos en el Colegio Sagrado Corazón, aportó  lo suyo en Cáritas parroquial, fue colaborador directo de la parroquia Santa Rosa de Lima, llevando la comunión a enfermos (doy fe de esto, ya que  le llevaba a mi madre) y cuantas acciones más, siempre preocupado y ocupado por el prójimo, como ya mencioné,  un gran servidor sin nada a cambio, pura vocación. Llegó  la jubilación en el Correo, fue un trámite,  ya que nunca se quedó quieto, siempre activo en todo. Inexorablemente el paso de los años,  fue haciendo meya en su salud. Lo vi un día caminando y me vino a la memoria...AHORA YA CAMINAS LENTO....me detuve a saludarlo, me dijo estoy bien, pero me siento más seguro con ésto a mi lado (el bastón). Tiempo más adelante, llegaron con Margarita a mi domicilio, para entregarme un artículo de diario referido a mi madre, fue la última vez que lo vi, estaba contento, charlamos brevemente y se fueron. Hace pocos días me entero de su fallecimiento, con una gran pena y recordando  tantas jornadas  compartidas. Dios lo quiso a su lado, otro golpe para Margarita, la pérdida de su compañero de vida, elevo una oración para su cristiana resignación para ella, sus hijos y familiares. Te recordaremos siempre como lo que fuiste, sos y serás,  un gran servidor por los siglos de los siglos. Chau Heber... hasta siempre.

JORGE OBREGOZO

D.N.I:  5.495.911