Nilda Isabel González nació en Coronel Pringles el 3 de febrero del año 1970 y se crió en el barrio Roca.  Desde niña comenzó a trabajar, ya que con tan solo 7 años cuidaba abuelos,  cuando salía de clases. Es así que trabajó  durante toda su vida, donde también realizó  diferentes tareas en el campo, y más allá de eso,  cuando se estableció nuevamente en Coronel Pringles, colaboró con un ropero comunitario hasta hace 3 años atrás, que decidió abrir un ropero en su vivienda particular, donde ayuda a familias que, no sólo viven en su barrio, sino también en diferentes barriadas de la localidad. Lo más interesante de todo ésto, es que no tiene ningún rédito económico por lo que hace, ya que regala la ropa, ella misma se encarga de arreglarla y coserla y a veces hasta pone de su bolsillo para comprar materiales. Ahora quiere equipar mejor su ropero, y colocar estanterías para que la gente pueda visualizar las prendas, ya que por el momento las tiene guardadas en cajas. También enseña a coser desinteresadamente a aquellas mujeres que quieran aprender a hacerlo. Es por ello que en la entrevista de "Perfiles" de este domingo de "El Diario de Pringles" conoceremos más a fondo la vida de esta ciudadana pringlense, que trabaja en post del bienestar de aquellos que más lo necesitan, aportando su granito de arena desde su roperito comunitario.  

-¿Dónde nació y en qué barrio se crió?

Nací en Coronel Pringles y me crié en el Barrio Roca. Cuando tenía 7 años nos vinimos para el barrio de la Escuela Nº  22, y después toda la vida estuve en  el campo, donde crié a mis hijos. 

-¿A qué edad empezaste a trabajar?
Tenía 10 años cuando empecé a cuidar abuelas en la casa, mi mamá me mandó a trabajar con cama adentro a los 7 años, iba a la escuela y después que salía de clases, me quedaba a cuidar una abuela de 70 años.  Después se enfermó mi papá, y  tuvimos una chanchería en el Boulevard  40. Laboralmente he hecho de  todo,  a los trabajos de campo,  los hacía todos. 

 
-¿Cuándo surgió el roperito?
Hace 3 años aproximadamente, en aquél entonces,  se enfermó mi papá  y me vine del campo  a Coronel Pringles. Antes trabajaba en el roperito "El Amanecer", así que  siempre me gustó ayudar al prójimo.  El ropero está ubicado en calle  21 N° 976,  y de a poquito lo voy a arreglando, ya que quiero acomodar el piso también y conseguir estanterías para que se luzca mejor la ropa porque ahora la tengo toda en cajas y hay que sacarla para mirar y volverla a guardar. 

-¿Qué horarios de atención  tienen?

Mientras yo estoy en mi casa,  no hay problema, está abierto porque no dejo de atender a nadie y más cuando es por una necesidad. La gente ya sabe, y también hay quienes vienen a traer ropa también, así que los tengo que atender, sea la hora que sea. Días de semana, o sábados y domingos, para mí es lo mismo, porque  lo tomo como una visita y me gusta  que venga la gente, e incluso nos ponemos a tomar mates, y  compartimos unas galletitas. 

-¿Se acerca mucha gente a buscar prendas de vestir?
Sí, mucha gente viene a buscar ropa, y no solamente del barrio,  ya que también vienen de otros barrios de la ciudad.

-¿Qué es lo que más busca la gente?
Zapatillas y ropa de abrigo. A los buzos viejos  los  corto y con eso hago acolchados,  para poner en los pies de las camas.  Clasifico las cosas viejas, y también me han donado camas, colchones,  y también me  habían donado un somier,  la gente colabora mucho.  Estoy cosiendo  todo el día, me regalaron una máquina de coser, ya que necesitaba así que estoy muy contenta. También  hago remiendos. 

-¿Estás sola trabajando en  el ropero?

Viene una compañera mía. Cuando empecé éramos 4, pero con el asunto de la escuela que tienen que llevar a los hijos por ahí no pueden venir. Pero acá puede venir cualquiera que quiera aprender a coser, que yo no tengo ningún problema en enseñarle.  Me gustaría tener comodidad para que vengan dos o tres mamás y aprendan a coser, yo les voy enseñando y de paso podemos tener más ropa para entregar a la gente que lo necesita. 

-¿Cuál  es tu idea con el roperito?
Quiero  empezar  a coser chalecos para los abuelos,  para los  chicos  de la escuela, pantalones de polar, y  buzos. 

-¿En estos tres años, notás que la gente busca más ropa que antes?
Sí, el dolor mío es que por ahí no los puedo ayudar a todos, me da tristeza cuando  no tengo para abastecerlos.  Me traen  mucha ropa, pero como entra, sale,  recién me trajeron dos bolsas, pero ya voy clasificando y cuando las familias se enteran que ingresó ropa vienen a buscar rápidamente.  

-¿La gente que quiera donar ropa,  cómo puede hacerlo? 
Puede traerla directamente  al roperito. Han venido a buscar ropa gente que antes estaba bien económicamente y hoy vienen a buscar  para trabajar,  una camisa, un pantalón, lo que sea.  Pero quiero tener algo más presentable, tengo que terminar de poner el taparrollos, pintar,  necesito un mueble, donde poner la ropa también. 

-¿Vendés algunas prendas?
No, la palabra vender para mí no existe, siempre me gustó trabajar por y  para la gente. 

-¿Cómo  hacés para subsistir?
Lo hago con mi sueldo, cuando cobré,  me compré cinco bobinas de hilo, y elástico porque también tengo que contar con materiales para arreglar las prendas.

-¿Qué es lo más lindo que tiene esta actividad?
Lo que más me gusta es poder ayudar a los demás.  Yo quiero seguir con ésto, me gusta, y quiero progresar y tenerlo bien. Me levanto a las 6 de la mañana, es algo que me gusta.

-¿Cómo está conformada tu familia?
Por mi hija de 18 años,  y por  mi marido.
  
-¿Vas a seguir con esta actividad?
Sí,  quiero seguir, ver si alguien me puede ayudar a hacer un emprendimiento y trabajar tranquila. Yo trabajé siempre en el hospital o en casa de familia cuidando abuelos, pero desatiendo mi casa, mi hija está estudiando, así que me quiero quedar acá, ya que también me gusta ésto que hago.