En la época invernal se ha visibilizado la difícil situación que atraviesan algunas familias pringlenses. Es que las bajas temperaturas y vivir en un espacio habitacional reducido y con problemas de filtración de humedad, es toda una complicación en estos tiempos.
A "El Diario" se acercó a contar su historia, Daiana Clark, quien vive junto a su marido, y a sus hijos, un niño de 7 años y una niña de 7 meses de vida, en un espacio que solo cuenta con una habitación, cocina y baño. El lugar además de ser muy pequeño para que sea ocupado por cuatro personas, tiene problemas de humedad y es tan reducido que uno de sus hijos, duerme en el suelo porque no entra una cama.
En alguna ocasión les otorgaron un terreno en Moreno y 21, pero no tenía ningún servicio disponible, por lo que no se llegó a nada. Daiana está inscripta en el RUP (Registro Único de Postulantes para Vivienda y Tierra), pero aún no ha sido seleccionada para ser beneficiaria de una vivienda social.
"Vivo en una pieza donde nos entra solo una mesa y la cama matrimonial, mi hijo duerme en el piso en una colchón. Tenemos contrapiso nada más, no hay piso, y el problema de humedad es terrible. Los días de lluvia es imposible tirar el colchón al piso. Este lugar está revocado sólo del lado de adentro, afuera no, entra peor la humedad. Así vivimos", lamentó.
Y reconoció, "mi hijo ya no quiere dormir en el piso, quiere su cama. Éste lugar es prestado. La beba duerme en la cama con nosotros. En la cocina me entra solo la heladera", detalló.
Daiana dejó en claro, "no tenemos la posibilidad de alquilar una casa, ni tampoco construirnos una casa, por eso pedimos ayuda. Me anoté para acceder a las casas de barrio, vino el asistente social a visitarnos, me hizo la entrevista, pero no pasó nada. Nosotros, vivimos en este lugar desde que mi hijo tenía 3 años", recordó.
La madre de familia comentó que su marido trabaja por semana, "tiene su sueldo que no es muy elevado. Por eso, no podemos salir a alquilar, si pagamos el alquiler, no comemos, sinceramente", subrayó.
"La beba, la semana pasada se me resfrió, por la humedad. Después, he cambiado de muebles muchas veces, porque todo se estropea. La ropa de la nena la tuve que guardar en una caja. Para calefaccionar la pieza, tuve que sacar la cama de mi hijo y colocar la estufa a leña, sino no secaba el piso. Además, es un lugar frío", destacó.
"Mi hijo siempre sueña con la casita. La familia de mi marido es cristiana y siempre me dice que ora para tener su casa, espero que algún día Dios pueda responder", indicó y mencionó que el espacio en el cual viven es propiedad de un familiar, y desconocen hasta qué momento podrán vivir ahí, por lo que tampoco se animan a edificar en un lugar que no es propio. Y alquilar les es imposible, ya que no cuentan con los ingresos necesarios.