“Estoy eternamente agradecido a mis pacientes”
PERFILES
Lo señaló el kinesiólogo local Pablo Cejas, quien lleva más de 24 años desempeñándose en esta profesión y quien actualmente trabaja en su consultorio particular, en el Hospital Municipal y en el Hogar "El Remanso". Se refirió a qué lo llevó a elegir esta profesional y a cómo ha sido su tarea durante la pandemia con los protocolos vigentes, entre otros temas.
Pablo Cejas nació en Coronel Pringles en el año 1967 y desde chico le gustó el deporte, pero fue una lesión de meniscos provocada durante un partido de fútbol, la que lo llevó tiempo más tarde, a encontrar su verdadera vocación y a seguir con la carrera de kinesiología, ya que en ese entonces, no había profesionales de esta rama la medicina en nuestra localidad. Fue así que una vez que se recibió en la Universidad de Buenos Aires, trabajó en Capital Federal y en el año 2001, decidió instalarse junto a su familia en Coronel Pringles, donde fue teniendo cada vez más pacientes y formando muchas amistades en sus diferentes lugares de trabajo como el Hospital Municipal, su querido hogar de ancianos "El Remanso" y en su consultorio particular. Justamente, el pasado 13 de Abril, se celebró el Día Nacional del Kinesiólogo, el cual surge en esta misma fecha del año 1937, cuando el consejo directivo de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, dispuso transformar el curso de kinesiterapia en la Escuela de Kinesiología. La carrera de Kinesiología tiene sus orígenes en Buenos Aires, donde en un principio duraba sólo 3 años, luego pasó a tener 4 años y en la actualidad posee la licenciatura y el doctorado en la Universidad de Buenos Aires. Es así que este profesional pringlense, que además es hincha de Boca Junios, del Lomonegro (Independiente de Coronel Pringles), de Ford y peronista, en la entrevista de "Perfiles" de este domingo, de "El Diario de Pringles", nos cuentas cómo fueron sus comienzos con la kinesiología, qué es lo que más le gusta de esta profesión, cómo ha sido trabajar a lo largo de esta pandemia y qué mensaje le dejaría a los pringlenses, en estos tiempos difíciles que estamos atravesando.
-¿Dónde nació y dónde cursó sus estudios primarios y secundarios?
Nací el 12 de julio de 1967 en Coronel Pringles y fui al Jardín Nº 901, la primaria la hice en el Colegio Sagrado Corazón y los estudios secundarios, en el Colegio Nacional.
- ¿Qué lo llevó a seguir con la carrera de kinesiología y dónde se recibió?
Estudié Kinesiología en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Mis gustos por los distintos deportes, sobre todo del fútbol, hizo que lo practicara asiduamente y en un partido, sufriera rotura de meniscos de la pierna izquierda en lo que era la pileta del Aeroclub en el año 1985. Fui operado por el Dr. Rivas. Transcurrí todo el año, de 5to secundaria, sin rehabilitación porque no había kinesiólogo en Coronel Pringles, y eso fue lo que me terminó de definir para seguir con esta profesión.
-¿Cuáles fueron sus primeros pasos en esta profesión?
En el Hogar "El Remanso" por ejemplo comencé a trabajar en el año 2005, después seguí con el consultorio privado, que después de años pudimos armar con mi esposa Evangelina Martín, que es fonoaudióloga, el centro Fonoaudiológico y kinesiológico, al que denominamos CFK. En Buenos Aires anteriormente trabajé en un consultorio privado del profesor en kinesiología, Director de la UBA, Caputto, el cual se encontraba en la zona del Abasto. También trabajé en la clínica Jonas Salk de Osecac en el barrio de Once y armamos con distintos profesionales de Pringles en su momento una clínica de ART en San Justo, llamada "Clínica Solis". Pero con el desastre del 2001, piquetes y paros, nos decidimos volver a Pringles, aunque Evangelina era nacida en la ciudad de América, pero preferimos mí ciudad y fue un gran acierto. Después, en Coronel Pringles también trabajo con lo que es mi pasión, con los deportes y los abuelos, en clubes y al que considero mi tercer hogar, como lo es "El Remanso". Allí trabajo desde hace años con los abuelos, tengo grandes anécdotas, con varios y con otros que ya no están en su función como directores como el caso Elvira y Claudio, Soledad y ahora con Rosana Vitale y la cooperadora que realiza gran trabajo. Es hermoso trabajar allí, con ayuda de asistentes, enfermeros y un gran grupo de trabajo, entre los que se encuentra Bernedo, Giorgi, Briolo, Berruet, Otranto, Villalba y María Rosa Bas. Tenemos un hermoso lugar de trabajo, equipado de altísimo nivel. También trabajo desde el 2002 en el Hospital Municipal.
¿Cómo fue el trabajo durante la pandemia, cómo hacía para continuar con los tratamientos y qué medidas de seguridad se tomaban?
El 2020 nos agarró así de sorpresa, y estuvimos 3 meses sin trabajar, fue duro. Pero al volver, lo hicimos con mucha responsabilidad, tanto en el consultorio privado, como en los domicilios. Salir a recorrer y ver pacientes es fundamental. Tuvimos que armar el protocolo con Natalia Parodi, mi secretaria, que cumple un papel fundamental, ya que ella se encarga de tomar la temperatura a los pacientes, del control de higiene en manos para los que vienen a atenderse, más su trabajo con la documentación por supuesto. Y en el hospital, se realizó y se continúa realizando un gran trabajo y hay mucha organización por parte del Dr. Nicolás Queti y los diferentes médicos, enfermeros, asistentes, kinesiólogos, psicólogos, nutricionistas, y personal del área de hemoterapia. La limpieza es fundamental, el trabajo del personal de limpieza es fundamental, limpian sobre lo limpio, hay que sacarse el sombrero porque ellas sufrieron y sufren los miedos del contagio día a día y vuelven a casa con el miedo de contagiar a su familia. El kinesiólogo fue fundamental en la recuperación de pacientes Post covid, en lo respiratorio y neuromuscular, por las secuelas que puede dejar el coronavirus.
¿Qué es lo mejor que tiene esta profesión?
Lo mejor de esta profesión es la interrelación con los colegas y otros profesionales, pero sobretodo la relación que generás con los pacientes. Los asados que hemos comido, las fiestas de cumpleaños de la que nos han hecho participar, o permitiéndome ser parte, después de años de relación o atención, de su familia. Estoy eternamente agradecido a mis pacientes.
-¿Cuántos kinesiólogos están trabajando en la actualidad en Coronel Pringles?
Hoy en Pringles está Lázaro Montes, Soledad Laurencena, Alejandra Cayssials, Pablo Acosta, que es de los más nuevos, Natalia Casey y Silvina Pelletán. Las kinesiólogas Pelletán, Casey y De Uriarte, todas son egresadas de la clase 1985, en la secundaria, es decir, en Coronel Pringles pasó de no haber kinesiólogos, a tener en ese momento 4 estudiando, contándome también a mí. En la actualidad, hay varios estudiantes, Lacroix, Poliotti, Jackson, Colinas, Alegre y algunos más, que al estar la carrera en Bahía Blanca, genera esa posibilidad. Esto último me encanta porque es bueno dar espacio a los jóvenes, pero, no sólo de nuestra parte como profesionales, sino también por parte de los centros de salud local, que pueden abrir sus puertas, porque siempre hacen falta profesionales, terapistas ocupacionales o fonoaudiólogas, como sucede también en el Hospital, en el sanatorio o en centros privados.
¿Cómo pasó el día del kinesiólogo?
Lo pasé en casa, me tocó estar aislado por positivo de Valentina y Evangelina. Román y yo la vamos pasando, pero con muchos cuidados. Una pena no poder estar en el club realizando mí otra pasión, como es el fútbol, a los jugadores se les pide muchos cuidados también, se recalca mucho, veremos qué pasa, si se vuelve y espero en una semana poder estar allí.
¿Qué mensaje le dejaría a los pringlenses en estos difíciles momentos que estamos atravesando?
Este tiempo de parate permitió reflexionar sobre todo, de cómo nos manejamos en la vida, con nuestra profesión y con la familia, creo que ese sería el mensaje sobre el que todos deberían reflexionar. Permitió realizar congresos, cursos vía online y otros presenciales, terminar postgrado de quiropraxia, algo que me hizo cambiar mi forma de ver la kinesiología y cómo reencontrarme con ella, esos cambios son fundamentales.