El ingenio de los malvivientes siempre está a la orden del día. En esta oportunidad, Elsa Esther Sawer, que vive en calle Suárez al 800, en el barrio Esperanza, fue el blanco elegido, donde mediante engaños, una joven se presentó en su domicilio y le pidió prestado el celular para llamar a la ambulancia, ya que un vecino se sentía mal. En un descuido, desapareció del lugar y le sustrajo el celular.
La denuncia fue radicada en la Comisaria local. La victima dialogó con "Multimedio Pringles" y brindó detalles de lo ocurrido. "Me tocaron la puerta, eran las 18.30 hs aproximadamente, miré por la ventana y era una chica que estaba del otro lado de la reja. Le pregunté qué necesitaba y me dijo que precisaba un celular para llamar al Hospital ya que Quiroga, mi vecino, estaba muy mal y no tenían con qué comunicarse", relató.
Elsa se dirigió a la cocina en busca del celular y se lo dio. "Intentó llamar desde acá y no le daba, entonces me dice que iba a ir hasta la casa de su abuela para ver sí había otro número para comunicarse. Le dije, bueno, llévate el celular, entonces se fue", describió y agregó, "estaba con mi hermana en casa y ella me preguntó por qué le había dado el celular. Salí afuera y la chica no estaba, fui a lo de Quiroga y ahí no había nadie, fue cuando me di cuenta que me habían hecho el cuento del tío y se me habían llevado el celular", dijo con pesar.
La autora del engaño le había manifestado a la víctima que era nieta de su vecino Quiroga, por eso confió en que en verdad precisaba ayuda. "No la conozco a la chica, además estaba con capucha y barbijo, la verdad que la cara no se la miré mucho", reconoció y comentó que el supuesto vecino afectado vive al lado con su señora, por eso no dudó ni siquiera pensó en la posibilidad de por qué sus vecinos teniendo celular no podían llamar al médico.
"La chica desapareció. Primero di de baja el celular, después fui e hice la denuncia, y al otro día me compré otro celular, pero no es el caso", remarcó.
La víctima admitió que el relato de la joven fue tan convincente sobre que su vecino se sentía mal, que no sospechó jamás que era un engaño. Ni siquiera se fijó cómo estaba vestida. "Por ingenua le creí, ahora no le abro la puerta a nadie más, miro por la ventana para ver quién es", aseveró.
Para cerrar, Elsa recomendó a la comunidad "tener cuidado" y que "no le abran a nadie la puerta".