Las pruebas que comprometen a la figura de Silvio Miguel Ángel Lezcano en el homicidio del trabajador rural Juan Matías Pereyra, perpetrado el pasado sábado en la estancia ubicada a pocos kilómetros del acceso a Cabildo, cada vez son más contundentes.
El fiscal Jorge Viego, a partir de la detención del presunto homicida el último lunes cuando procuraba abordar el rodado del cuidador fallecido, en calle Castelar al 2200, avanzó en el relevamiento y recolección de mayor material probatorio que sostiene su acusación contra el joven de 23 años.
A partir del registro fílmico de las cámaras de seguridad ubicadas en la estación de servicio (ex Orbe) de Laínez y Provincias Unidas, el titular de la UFIJ N°5 pudo determinar que Lezcano abordó unas cuadras antes el Volkswagen Fox de Pereyra y ocupó el asiento del conductor.
Las imágenes del dispositivo de seguridad, a las cuales tuvo acceso Telefe Noticias en forma exclusiva, corresponden al sábado 14 de mayo  alrededor de las 18:28 y tomaron al rodado color gris del fallecido que se aproximó hacia uno de los surtidores de la playa donde se carga combustible.
El cuidador de la estancia es quien para la Justicia desde la ventanilla del acompañante le abonó la carga de combustible al playero.
Ese dato fue vital para centrar la acusación inicial sobre el imputado. Surgió cuando los investigadores el último domingo, al llegar al establecimiento rural "El Amanecer", secuestraron de entre las prendas de Pereyra una billetera que contenía en su interior un ticket con una carga de combustible, cuyo pago había sido efectivizado con su tarjeta de débito.
Además, el encargado de la investigación había asegurado que, en las imágenes previas a esta secuencia en la estación de servicio, se pudo visualizar caminando al sospechoso cuyas características fisionómicas eran similares al detenido.
En ese sentido, se estableció que llevaba un calzado casi idéntico al que portaba cuando fue sorprendido por los uniformados.
Todo este material que el representante del Ministerio Público reunió en las horas posteriores al brutal homicidio, se robusteció con elementos que fueron surgiendo en las jornadas sucesivas.
Según pudo saber esta redacción, la cuestión de las zapatillas que llevaba Lezcano resultan de sumo interés para la pesquisa.
Al momento de relevar rastros sobre el cadáver del peón rural, los investigadores advirtieron que sobre su espalda tenía la marca de la suela de un calzado, al igual que en el piso.
Cuando fue arrestado por el personal de la DDI, Lezcano llevaba unas zapatillas que fueron secuestradas y que, para la fiscalía, eran idénticas a las que tenía en filmación previa a subirse al Volkswagen Fox de Pereyra.
Los peritos de Policía Científica produjeron una comparación del calzado incautado con el rastro de una huella que se encontró en una de las casas de la finca y el resultado fue positivo.
En la estancia se había reportado el faltante de algunos electrodomésticos y la esperanza de la Justicia era de poder dar con algunos eventuales compradores de estos elementos.
Esto ocurrió en las últimas horas con personas que se presentaron en sede judicial y entregaron dos televisores y un calefactor. Todas reconocieron haber entablado la operación con Lezcano.
A partir del software que utilizaron los peritos para acceder al teléfono celular del sospechoso, el cual había sido hallado a pocos metros de su vivienda en Indiada al 300, oculto en una bolsa de nylon que estaba en el interior de una lata, surgieron más indicios comprometedores.
En la memoria del dispositivo portátil, los especialistas observaron una foto del calefactor robado "sacada el día lunes posterior al hecho". Creen que esta imagen habría sido para exhibir el aparato en redes sociales con presuntos fines de venta.
Además, del propio GPS del celular de Lezcano, se determinó que, tras abordar el automóvil de Pereyra, se dirigió a la localidad de Cabildo y luego regresó a Bahía Blanca.
El imputado por el momento se encuentra alojado en un calabozo de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI), a la espera de lo que resuelva la fiscalía. Lo cierto es que todos los caminos conducen a un inexorable pedido de prisión preventiva.